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Viaje a los sueños (polares)

Fragmento...

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Sólo un cedro solitario nos ofrece una inesperada tregua. No somos los primeros en hallar cobijo aquí, como atestiguan las miles de bolitas negras que quedan bajo la alfombra que han tendido para sentarnos. Sólo espero que las cabras u ovejas bereberes que son pastoreadas en este erial no hayan dejado además pulgas ni garrapatas...

El pastor retira el té de las brasas, y lo sirve en unos vasitos de cristal que saca de su zurrón. Mientras ellos discuten en bereber sobre algún misterioso tema (no pillo nada que no sean nombres de comida o animales), yo sostengo impaciente en mis manos el undécimo vasito de té del día, menospreciando el calor que desprende, esperando que el exceso de azúcar me haga olvidar por un rato el amargo regusto que dejan el tiempo y la distancia.

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