Un día duro en la nieve
Hay una satisfacción especial en encontrar lo que llevas buscando durante meses sin éxito... y eso fue lo que sentí el jueves cuando, tras 5 horas de marcha y ya casi anocheciendo, dimos con un rastro que, a mi entender, es lo que buscaba. ¡Dos juegos de huellas, además! Ahí estaban, esperándome en la nieve (lo que complica por un lado la toma de fotos de la huella, y por otro, todo el proceso de llegar hasta ella). Me jugué mi rabadilla en más de una ocasión en aquella ladera empinada y con nieve compactada, eché de menos crampones y piolet, y encima mi guia traductor que se movía agil mientras que yo, pendiente del precipicio que había a veinte metros, trataba de encontrar cualquier área sin nieve para avanzar.
Llegamos al coche de noche, menos mal que llevábamos el GPS... Me fui a dormir muerto, pero también contento y satisfecho. Ahora sólo falta que caigan en mis trampas. ¡Inch'allah!
1 comentario
Marilyn -
¡qué raro!