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Viaje a los sueños (polares)

Un brindis

La cena había llegado a ese punto en que los mejores pasteles han sido devorados y ya solo quedan aquellos que nadie quiere, extremadamente brillantes y con un exceso de frutas caramelizadas. Muchos de los invitados hablaban en voz alta sin escucharse unos a otros, y a nadie parecía importarle ese pequeño detalle. Llegado el momento, Sonia se puso en pie sobre la silla y haciendo sonar la copa con el tenedor atrajo la atención de la algarabía. A voz en grito solicitó que Nando hiciera el brindis. Que para algo era su cumpleaños. Nando se dio cuenta de que de nada servíria negarse, antes de poder reaccionar todo el mundo solicitaba sus palabras como si de ellas dependiera su vida.

Tomando la copa medio llena, la alzó y pronunció, en tono firme, su brindis.

Por las batallas perdidas.

Y mientras un silencio incómodo ahogaba el último murmullo en la sala, Nando ya había vaciado su copa y se sentaba en su silla con una media sonrisa dibujada en su cara.

3 comentarios

Aldeana -

Yo siempre brindo por la paz en el mundo...

Tharsis -

Siempre hay buenas razones por las que brondar. verdad? , incluso por las pequeñas cosas :)

oroD -

Slaintè (como dicen en Irlanda)