Echar de menos
No acostumbro a echar de menos. Hoy me he acordado de mi perro, uno de esos buenos amigos que pide muy poco a cambio de todo lo que dan. Me he acordado porque los Reyes nos trajeron un jamón, y cada vez que quieres jamón hay que subirlo luego encima de la nevera. Recuerdo que esa costumbre en mi casa se adoptó por precaución, porque mi perro se habría subido a cualquier otro lugar de la casa por el jamón. Aún así, mientras quedara un poco de carne pegada a la pata ahí arriba, él hacía guardia sentado, sin quitarle ojo.
Le echo de menos... son tres años ya.
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kaveri -
Aldeana -