Progreso
Esta mañana, al abrir el cajón de la ropa interior, me he dado cuenta de que cada vez tengo más calcetines con dibujos y colores. Ya me sorprendió cuando no tuve problemas en escoger seis pares de calcetines dstintos para cumplir uno de los requisitos de mi curso de teatro en Padova (IT) hace dos semanas. Uno de ellos es el par que está en la foto. Muchos son de animales, otros de dibujos animados, y también de rayas y cuadros de colores.
Me recordó a mi estancia en la capital del país del fin del mundo. Allí es costumbre descalzarse al llegar a casa deun pariente, amigo o conocido. Y a mí me daba vergüenza mostrar mis calcetines ferris normales, o los blancos con sus rayas rojas y negras de toda la vida. Tenía miedo de tener algún agujero en el dedo gordo (¿Se le llama tomate o patata?), o que me olieran mal. Por suerte nunca sucedió ninguna de las dos cosas y mi vida social se mantuvo estable durante mis nueve meses.
Ahora trato de detectar si existe alguna relación entre lo civilizado de un país y el colorido de los calcetines de sus ciudadanos.
2 comentarios
flexo -
y los mios que son monocolor
nada nada a cambiar este findesemana... me voy a comprar unos de tu estilo, que me gustan
buenfindesemana
el becario de notodo -