Heridas
Cuando se despertó, nada más bajar de la cama, pisó uno de sus juguetes, un soldado con bayoneta en posición de firme, y vio las estrellas. Debería ser más ordenado, pero era superior a sus fuerzas.
Durante todo el día, las piedras más afiladas corrían a situarse en su camino, y sus pies descalzos apenas podían evitarlas. Además, todo tipo de planta le regalaba las espinas más exuberantes y las ofrecía ante él, creando una alfombra que quedaba teñida de rojo a su espalda. Pero no podía hacer nada por evitarlo.
Ya por la noche, de vuelta a casa, descorchó una botella de champán y tuvo la mala fortuna de dejar caer la copa, que se hizo añicos dejándole completamente rodeado de afilados destellos. Con resignación, comenzó a caminar hacia su habitación, sintiendo como cada uno de ellos se iba clavando en su planta.
Durante todo el día, las piedras más afiladas corrían a situarse en su camino, y sus pies descalzos apenas podían evitarlas. Además, todo tipo de planta le regalaba las espinas más exuberantes y las ofrecía ante él, creando una alfombra que quedaba teñida de rojo a su espalda. Pero no podía hacer nada por evitarlo.
Ya por la noche, de vuelta a casa, descorchó una botella de champán y tuvo la mala fortuna de dejar caer la copa, que se hizo añicos dejándole completamente rodeado de afilados destellos. Con resignación, comenzó a caminar hacia su habitación, sintiendo como cada uno de ellos se iba clavando en su planta.
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