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Viaje a los sueños (polares)

La Prueba

La Prueba Julio caminaba sin descanso por aquel laberinto monótono, sin ninguna marca reconocible que indicara una ruta. El sudor empapaba su cabello blanco. No había ni huellas ni señales, ni sombras; sólo una luz tenue y uniforme y una pared azul. Podría estar vagando en círculo y no ser consciente de ello. Cuando se enfrentaba a una bifurcación, sin dudar apenas se decidía por uno de los dos túneles y seguía corriendo. Huía de algo que no podía ver, pero que podía percibir vigilándole; cómo si le siguiera con la mirada desde detrás del último recodo. Sólo se detuvo una ocasión, ante una tríada que amenazadora como un tridente, se abría ante él. Sin tiempo que perder, tomó el camino de la izquierda, guiado por el instinto. Inesperadamente llegó a una sala que nunca había pisado. Al fondo había una mesa con comida, iluminada tenuemente con velas. Se sintió de repente hambriento. Al acercarse a la luz vacilante, un destello dejó en su cerebro la sensación de un déjà vu. Esto ya lo había vivido antes, pensó, mientras se llevaba a la boca un trozo de pan con queso.
Entonces, un crujido hizo temblar la estancia y se abrió el techo de la sala. Una mano descomunal lo agarró por el pescuezo y lo devolvió a su jaula de barrotes blancos y suelo de plástico.

4 comentarios

Ángel González -

El protagonista de éste debe ser uno de los personajes de Martín Santos.

kaveri -

Esto forma parte de un experimento que ha salido bien. Si quereis ver más variaciones sobre los ratones y los laberintos, visitad:
La aldea del alce el día 28 de mayo.
Bajo árboles mojados el mismo día.

Aldeana -

Ella, aunque la vida ya casi no le daba para más... cumplió... :-)

oroD -

Ya hemos cumplido ambos con nuestra promesa al respecto de ese post... Esperémos que ella no nos falle... Jeje, un abrazo y enhorabuena!