De pingüinos y calores

Vale que estos animales sean graciosos y caigan bien a casi todo el mundo con su aspecto de personita enana con frac. Pero de ahi a, como han hecho los noruegos (con la complicidad de los británicos), montar la comedia de adoptar un pingüino residente en un zoo de Escocia como mascota de no sé qué división del ejército noruego e ir condecorándolo cada vez que visitan la ciudad, hay un paso muy largo que nunca se debió dar. ¿O sÍ? A menos, claro está, que traten de aumentar la admiración por el ejército; al ver a esos soldados uniformados firmes ante el ave e imaginar además que se tocaba el himno solemnemente, no puedo menos que admirar el autocontrol de los soldados que no se despichorraron durante el numerito.

Y mientras unos juegan con pingüinos, en Alicante un bochorno que no es normal, hay tanta humedad en el aire que podrían llegar a arrugárseme los dedos como cuando estoy en la piscina.