Napapiirin rakastavaiset
He llegado a mi casa cabreado. Casi sin hambre. Menos enfadado de lo que he salido de la universidad, pero mucho más de lo que estoy acostumbrado.
Por suerte he abierto el periódico por la última página y he visto a Ana apoyada en la espalda de Otto. He comprendido que podría evadirme recorriendo de nuevo esta historia conocida, aquellos paisajes de Finlandia, esa confianza ciegaa en las causalidades. Sumergirse en el universo Médem.
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