Architecture in Helsinki
Hace tres días estuve paseando de nuevo por las calles de Helsinki. Llegué a ella en barco desde Tallinn. Sin duda, en barco es como mejor se llega a una ciudad, tienes tiempo de ir disfrutando desde la barandilla como las formas van revelando poco a poco sus detalles, conforme te vas acercando. No fue así en este caso, ya que entre el sueño/fiebre que tenía y el viento que asolaba la cubierta, preferí quedarme dentro. Pero bueno, me lo imaginé, con sus dos catedrales (la blanca protestante, y la roja ortodoxa), sus escasos edificios de gran altura, el faro,...
Fue una visita extraña, por un lado visité lugares en los que nunca antes había estado, pero sin duda lo que más me impresionó fue recorrer de nuevo las calles de mi rutina: mi barrio (el edificio que se ve en la foto era mi casa); los escombros que quedan de mi antigua facultad (la han trasladado desde el centro de la ciudad a un campus en las afueras); las estaciones de tren; las calles, parques y plazas del centro que recorría casi todos los días cuando iba con mis amigos; los tranvías (que en esta ocasión nunca pagué); la plaza del mercado frente al mar.
Me quedé un poco triste tras llamar a mi puerta y que nadie me abriera. Es la perfecta metáfora de lo que encontré. Una ciudad que apenas ha cambiado de forma, pero que está vacía de la gente que la convivió conmigo; por lo tanto, se queda gris frente mis recuerdos. Claro que también ayuda la falta de nieve, que habría aportado luminosidad al tono apagado de la ciudad en aquel sábado.
Lo único que me trajo alegrías fue la visita al Museo de Arte Contemporáneo, llamado Kiasma, un edificio que me gusta y que albergaba ciertas exposiciones interesantes y una tienda en la que me surtí de ideas coloristas.
PD: Aprovecho para recomendar la música de un grupo que se llama, como este post, Architecture in Helsinki.
2 comentarios
anita -
oroD -