Reparaciones
El transformador de mi portatil, que viaja envuelto en cinta adhesiva desde hace ya mas de un año, me ha vuelto a dar un susto, porque empezó a hacer ruidito crepitante y lo que es más alarmante, a dejar salur un humillo con olor a chamusquina preocupante. Menos mal que en menos que canta un gallo, un pastor metido a ingeniero electrónico me lo ha reparado y gratis. Aún recuerdo toda aquella mañana que pasé la vez anterior intentando encontrar alguien en Alicante que se metiera a reparar un transformador de corriente, y todos me decian que me comprase otro (pero eso sí, nadie tenía uno de esas características...). Al final tuve que ponerme yo el mono y hacer como si supiera reparar esas cosas. Menos mal que en mi caso era sólo un cable que se había soltado y lo pude chapucear; no lo haría tan mal, ahora que lo pienso, si ha aguantado hasta ahora, que el pastor electricista me lo ha dejado nickelado.
Eso sí que es ecológico: reutilizar, reciclar, reparar.
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