Un encuentro inesperado
En mi centro de rehabilitación me cruzo todas las mañanas con una anciana un poco gruñona que llega más o menos a la misma hora que me marcho yo. Desde el primer día, su cara me resultó familiar y no lograba recordar de dónde la conocía. ¿Cómo no lo descubrí antes? Ayer caí en la cuenta de que no es otra que la bruja Yubaba, que ha tenido que abandonar temporalmente su balneario debido a unos problemas lumbares, que no hacen más que agriar aún más su carácter.
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kaveri -
brocco -